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Ciclo de mantenimiento: cómo combinar el mantenimiento preventivo con la atención a tareas correctivas

Lara ABARCA
23 de mayo de 2023
6 min de lectura

Según un reciente informe acerca del valor de la marca, una inmensa mayoría de clientes (88 %) creen que la confianza es un elemento importante o crítico cuando toman la decisión de hacer uso de una marca. La confianza del cliente se obtiene gracias a distintas estrategias que buscan establecer una relación comercial duradera, basada en la seguridad a la hora de adquirir un servicio que satisface sus necesidades y expectativas. En el ámbito el servicio técnico, por tanto, es indispensable que los clientes sepan que su proveedor puede resolver sus problemas, es decir, atender sus tareas de mantenimiento programado al mismo tiempo que encuentran la flexibilidad para resolver posibles incidencias. Ser capaces de proporcionar un buen servicio al cliente parte, por tanto, de poder abarcar de forma correcta el ciclo de mantenimiento.

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Guía Práctica para elaborar un plan infalible de mantenimiento preventivo

Objetivos del ciclo de mantenimiento

Durante el proceso productivo de una fábrica o de instalaciones energéticas y otros suministros es fundamental reducir el número y la gravedad de las incidencias, con el fin de garantizar la disponibilidad de la maquinaria y de las instalaciones en general. Es vital evitar una rotura que pueda obligar a interrumpir una cadena que, muchas veces, deriva en un parón del servicio prestado, a la vez que se garantiza que la vida útil de los equipos es la máxima posible. Y, al mismo tiempo, ser capaz de afrontar posibles incidencias y resolverlas con la mayor agilidad posible. Para ello, es imprescindible tener una cuidada planificación del mantenimiento preventivo sin perder de vista el garantizar la capacidad de reacción frente a solicitudes correctivas.

Definir el ciclo de mantenimiento puede ahorrar muchos problemas a empresas de todo tipo de sectores (suministro de agua, energía, sistemas de seguridad y mantenimiento de todo tipo de sistemas eléctricos, como ascensores) y, por ello, ha de cumplir determinados objetivos. 

En primer lugar, busca evitar fallos en los equipos e instalaciones y, especialmente, reducir aquellos de gravedad. De este modo, se previenen parones que conlleven inactividad de la producción. Esto tiene una implicación en los costes en los que incurre la empresa ya que, a menudo, un mantenimiento adecuado es menos costoso que una reparación o, en el peor de los casos, un reemplazo de equipo (sin contar las pérdidas que supondría la interrupción de la actividad). 

Además, con un mantenimiento adecuado ayuda a la prevención de riesgos laborales y la seguridad de las personas, al tiempo que se prolonga la vida de los bienes. 

Todo ello, deriva en evitar contratiempos que puedan afectar a la actividad de la compañía y a la calidad del servicio ofrecido al cliente (puede suponer la diferencia entre contar con una cartera de clientes satisfechos con el servicio o que, por el contrario, se planteen cambiar de proveedor si el servicio se ve comprometido).

Fases del ciclo de mantenimiento

Podemos encontrar distintos tipos de mantenimiento que la industria o instalaciones de todo tipo han de abarcar en sus planes organizativos. En primer lugar, encontramos el mantenimiento preventivo, que se enfoca en la prevención de los fallos. Se trata de tareas previstas y que requieren una programación (inspecciones o recambio de piezas, por ejemplo). Para llevarlo a cabo, es necesario definir los activos a los que es necesario prestar atención, establecer las tareas que es necesario realizar y un calendario de actuación sistemática para ello.

Por otro lado, el mantenimiento correctivo se afronta una vez que hay un fallo en los equipos. Suelen ser imprevistos y han de resolverse de forma urgente para preservar la seguridad y garantizar la pronta puesta en marcha de las instalaciones. 

Finalmente, el mantenimiento predictivo lo componen tareas que buscan realizar una monitorización del estado de las instalaciones para conocer el estado de estas. Este tipo de trabajos se basan en la premisa de que, muchas veces, los fallos se dan tras ciertos indicios y, por tanto, es posible prever con cierta anticipación una posible rotura, evitando que esta llegue a darse.

¿Cómo gestionar el ciclo de mantenimiento?

Las compañías han de concienciarse de la importancia de tener en cuenta los distintos tipos de mantenimiento existentes porque, a pesar de las múltiples ventajas del mantenimiento preventivo, la realidad es que la mayoría de las actuaciones del servicio técnico están actualmente dirigidas al mantenimiento correctivo. Por ello, es importante que se enfoquen en el ciclo completo, programando las tareas habituales necesarias y teniendo en cuenta las posibles urgencias. 

En este cometido, será realmente útil contar con una herramienta que ayude a organizar a la perfección las distintas fases y tareas que conlleva el ciclo. Un software de gestión de servicio técnico, como el que ofrece Praxedo, será el mejor aliado para hacer que lo planificado esté garantizado.

Las pautas más importantes para trabajar el mantenimiento preventivo son:

  • Evaluación de los activos que es necesario atender. Es vital tener una foto general de las instalaciones, maquinaria o dispositivos que requieren mantenimiento. Un software de este tipo nos permite tener claros estos activos e, incluso, contar con un histórico de las intervenciones que se han realizado en ellos.
  • Organización del trabajo de los equipos para poder abordar las tareas diarias de mantenimiento programado y poder atender a las urgencias cuando estas surjan, es imprescindible optimizar los cometidos de los operarios. Así, se pueden racionalizar sus rutas y eliminar desplazamientos innecesarios. De esta forma, contarán con más tiempo libre para tareas que surjan, se amplía su productividad, se elimina el estrés y se consigue una mayor involucración y motivación por su parte.
  • Gestión del inventario. El mantenimiento, sea correctivo o preventivo, necesita una correcta disposición de las piezas de recambio, para saber que los técnicos disponen de todo aquello que necesitan para llevar a cabo la tarea.
  • Comunicación y acceso a la información. Desde el departamento de administración ha de poderse informar rápidamente al personal técnico de cualquier cambio en su trabajo y, viceversa, el operario ha de ser capaz de informar de cualquier incidencia que pueda surgir. De esta forma, el mantenimiento preventivo se puede realizar con puntualidad mientras que se deja espacio a la atención de emergencias, gracias a una rápida reordenación del equipo humano.

Las empresas que se dedican al servicio técnico podrán así gestionar sus operaciones de mantenimiento, facilitar el día a día de sus empleados, ganar en productividad y respuesta ante incidencias y, en última instancia, garantizar la calidad del servicio aportado al cliente.